INGREDIENTES:
- 3/4 de litro o un litro de leche de avena (yo utilizo ésta leche en lugar de la de soja porque su sabor es mas neutro).
- harina integral (también se puede hacer con harina blanca)
- Aceite de oliva (dos o tres cucharadas).
- Sal.
- Nuez moscada.
- Una cebolla.
- 2 ó 3 zanahorias (según tamaño).
- 1 ó 2 pimientos verde (tipo italiano)
- Medio vaso de Soja testurizada fina.
- Agua.
- Harina de garbanzo.
- Pan rallado.
Espumadera.
Sarten.
batidor de varilla o batidor de roux.
Un plato hondo.
Un bol o recipiente.
Papel de cocina.
PREPARACION:
Lo primero que haremos será poner la soja texturizada en un recipiente con agua templada durante diez minutos. Transcurrido ese tiempo la pondremos a escurrir para que quede completamente seca.
A continuacióm picaremos muy finamente la cebolla, las zanahorias y los pimientos. Lo sofreiremos todo en una sartén junto a la soja y lo reservaremos en un plato.
Seguidamente prepararemos la bechamel. Llegado éste punto es imprescindible actuar con paciencia, sin prisa alguna.
Para la cantidad de un litro de leche de avena emplearemos entre catorce y dieciseis cucharadas soperas de harina y sal al gusto.
En primer lugar pondremos la sartén al fuego con el aceite. Una vez que está caliente apartamos la sartén y vamos echando con una cuchara la harina a la sartén, moviéndola hasta que queda un poco tostada y se vá haciendo masa.
A continuación ponemos de nuevo la sartén a fuego moderado y le vamos añadiendo poco a poco la leche de avena, sin parar de mover hasta que la masa quede cocida y consistente. Llegado a éste punto añadimos la nuez moscada, la sal y el sofrito que tenemos reservado en el plato. Lo mezclamos bien y continuamos cociendo la mezcla en la sarten sin parar de moverla hasta que quede espesa. A continuación lo vaciamos en una fuente y dejamos que se enfríe.
A continuacióm picaremos muy finamente la cebolla, las zanahorias y los pimientos. Lo sofreiremos todo en una sartén junto a la soja y lo reservaremos en un plato.
Seguidamente prepararemos la bechamel. Llegado éste punto es imprescindible actuar con paciencia, sin prisa alguna.
Para la cantidad de un litro de leche de avena emplearemos entre catorce y dieciseis cucharadas soperas de harina y sal al gusto.
En primer lugar pondremos la sartén al fuego con el aceite. Una vez que está caliente apartamos la sartén y vamos echando con una cuchara la harina a la sartén, moviéndola hasta que queda un poco tostada y se vá haciendo masa.
A continuación ponemos de nuevo la sartén a fuego moderado y le vamos añadiendo poco a poco la leche de avena, sin parar de mover hasta que la masa quede cocida y consistente. Llegado a éste punto añadimos la nuez moscada, la sal y el sofrito que tenemos reservado en el plato. Lo mezclamos bien y continuamos cociendo la mezcla en la sarten sin parar de moverla hasta que quede espesa. A continuación lo vaciamos en una fuente y dejamos que se enfríe.
(Esta fotografía es de la masa de las últimas croquetas que realicé, pero que no llevaban pimiento).
Una vez que tenemos la masa completamente fría procederemos a amasar las croquetas, cogiendo la masa con una cuchara y dandole forma con las manos, pasandolas por pan rayado y reservandolas todas en una bandeja grande.
Como no vamos a utilizar huevo para rebozarlas lo que vamos a hacer es emplear agua, en la cantidad que estimemos suficiente y le añadiremos harina de garbanzo de forma que quede una textura similar a la del huevo.
Procederemos a pasar las croquetas de una en una por el rebozado y nuevamente por pan rallado, friéndolas por tandas en bastante aceite caliente y sacándolas una vez adquieren color dorado.
Las iremos dejando en una fuente honda con papel de cocina en el fondo para que absorvan el aceite y no queden grasientas.
El resultado es el que podemos ver en la fotografía del inicio.
